Wednesday 18 November 2009

Mariano Zugasti

Así se intitula esta entrada, recordando como se autonombró en el exilio Joaquín Sabina. Joaquín tiene la particularidad que con sus letras y su música puede alegrarme el día cada vez que me acuerdo de algún fragmento de canción, o algún ritmo, con su particularidad personal (del ritmo) que puede poner a bailar a este ejemplo vivo de oso de circo ruso.
Ya se sabe la trayectoria de este cantaautor ubetense, prolífica a más no poder, con sus canciones raras pero que encierran una gran verdad de la realidad del ser humano, algunas de protesta, otras más del júbilo de sentirse vivo y libre. Les invito a escuchar cualquiera de sus muchas canciones, a quien no lo haya escuchado, y a quien si, a repetir la experiencia poniendo al 100 los sentidos, a mi parecer es una experiencia única.
Vaya pues desde aquí, un reconocimiento a este músico eterno.



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