Thursday, 10 September 2009

Cosas de Niños


La ciencia puede explicar muchos misterios, pero difícilmente podrá explicar porque un niño nunca le da la vuelta a un charco.

Aquí está el charco. Ha quedado después de la lluvia, en el camino. Y aquí está el niño. Regresa de la escuela, y trae el pantalón del uniforme, relativamente limpio, y los zapatos negros bien boleados.

Llega al charco y lo mira. Duda un poco: piensa quizá en el regaño de su madre. Pero esa vacilación dura sólo un instante: vencida la duda, el niño entra gozoso en el charco y pisa fuerte para que el agua salte y lo salpique.

Otra vez el gozo de vivir ha triunfado sobre la seriedad del mundo. Un niño que atraviesa un charco es la mejor ilustración de la muy soportable levedad del ser.


Autor: Catón


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