Mi "Apá"

Les platicaré un poco acerca de mi más grande héroe…mi Papá.
No hay día en que no agradezca a Dios y a la vida por todo lo que tengo y también por lo que no tengo, por lo que tuve y por lo que jamás tendré. La única constante en mi existencia es el amor, como escribió Sabines, a mi me acunaron en besos. Sé que mi Madre es la poseedora de la ternura, pero mi Padre proveyó el medio ambiente propicio, y los límites del amor, estoy convencido que es lo mejor que podemos darle a nuestros hijos, educarles con firmeza pero con inconmensurable amor.
Mi Padre siempre ha sido y estado, ha sido mi Padre y mi amigo, no hay nada que no pudiera contarle, me ha aconsejado, me ha jalado las orejas las muchas veces que lo he merecido, ha sido mi apoyo en ocasiones en que he perdido el rumbo, he contado con él siempre, incansable y amorosamente. Lo que soy es el reflejo de su ejemplo.
Ahora el pasa por momentos difíciles en cuanto a su salud, y me toca a mi apoyarlo y echarle porras porque vamos a salir adelante, porque le vamos a poner todas las ganas, porque estamos decididos y elegimos vivir. Me gustaría decirle, citando nuevamente al poeta:
Acude a tu corazón, acude al mío. Llora cuando tengas ganas de llorar, pero no estés llorando siempre. Cree que tu dolor es mi dolor, que yo padezco tu hambre y tu sed, que yo también desespero y maldigo, que yo también no sé qué hacer muchas veces. Pero mira también que me levanto y que no confío en la muerte. La muerte no es ningún remedio para el que desea vivir. La muerte es un débil consuelo que no me sobornará nunca. Es aquí en la vida en donde tengo que encontrar remedio de la vida. Y una buena receta es el amor.
Mi Papá sabe lo mucho que lo amo, desde el centro mismo de mi ser, que tiene su origen en Él, ya que él es el instrumento por medio del cual respiro, a Él y a mi Madre les agradezco infinitamente el recibirme en sus cuerpos durante 7 meses, y en sus corazones por siempre, y, a los dos, a él y a ella, a ella y a él les digo:

Yo no soy yo, soy tú.
Que camina a mi lado sin yo verlo
Que a veces voy a ver,
Y que a veces, olvido sin querer
El que calla sereno cuando grito
El que perdona dulce cuando odio
El que pasea por donde no estoy
El que quedará en pie cuando yo muera.