Tuesday, 15 June 2010

El hubiera no existe

Los Mundiales de futbol son como las elecciones: cuando llegan todo el mundo se entusiasma y jura que vamos a cambiar, pero al final siempre pasa lo mismo: nada.

“Pudimos haber ganado”. Muchísimas personas lo dijeron después del partido del viernes pasado porque, en efecto, pudimos haber ganado, pero no ganamos y eso es lo que cuenta.

Y pudimos haber ganado el partido contra Sudáfrica, y pudimos haber ganado las elecciones de 2006, y pudimos haber ganado en Beijing 2008, y pudimos haber ganado el Oscar.

Y pudimos haber evitado lo de la guardería ABC, y pudimos haber impedido que secuestraran a Diego Fernández de Cevallos, y pudimos haber encontrado antes a Paulette, y pudimos haber resuelto lo del New’s Divine, y pudimos, pudimos, pudimos.

¿Usted no se cansa de vivir en esta dinámica tan asquerosa? Decir “pudimos haber” es buscar un consuelo, es no querer ver que las cosas no se hicieron bien, es una distracción.

“Es que México tenía todo para ganar”. ¿Cuántas veces no hemos oído esto en el deporte, en las artes, en los negocios y otros lados? Cientos.

Y a lo mejor una vez, en efecto, algo pasó que no se llegó al triunfo.

Pero cuando esto sucede sistemáticamente una y otra, y otra vez, y pasa en una fuente, y en otra, y en otra, entonces ya no estamos hablando de un “pudimos haber”, sino de una sociedad que va de la soberbia a la cobardía.

No nos hagamos los humildes, que no nos queda. Los mexicanos somos bien soberbios. Siempre tenemos un gran equipo, tremendos intelectuales, los mejores recursos naturales, las más inmensas universidades, la cultura más increíble. Siempre.

Y como nunca llegamos adonde tenemos que llegar, entonces la culpa es del director técnico, del presidente, de los diputados, de los partidos políticos, de los sindicatos, de la academia, de los empresarios, de los medios, de los ignorantes, de los otros.

El caso es que al final siempre hay una sensación bastante cómoda de “soy lo máximo” combinada con “yo no fui”, pero ni somos lo máximo y sí, nosotros fuimos, nosotros somos.

Ver todo lo que se está transmitiendo en la televisión nacional sobre el Mundial de futbol de Sudáfrica 2010 es como tomar una cátedra de mexicanidad.

Somos un país que no se quiere ver a sí mismo, que no prepara las cosas con anticipación, que todo el tiempo se está mintiendo, que goza con un estándar de mediocridad y que no sabe trabajar en equipo.

Somos una nación dominada por los intereses de unos cuantos, buena para la queja pero mala para la crítica, sin proyectos, sin prioridades, entre la euforia y la depresión, entre lo exquisito y lo vomitivo.

Así no se puede ganar un Mundial de futbol. Así no se puede llegar a ningún lado.

¿Qué es lo que más le impresiona a usted del fenómeno de los Mundiales de futbol en México? ¿La manera como el país se paraliza o ese sueño tan mediano de llegar nada más a un cuarto o quinto juego?

¿La escandalosa cantidad de mexicanos en crisis que se las ingenian para realizar un viaje tan caro como el que implica ir a Sudáfrica o la insistencia de las televisoras en que vamos a llegar a la cima?

¿El comportamiento de nuestros paisanos en esta clase de eventos o la polémica sobre la presencia de Felipe Calderón en la ceremonia inaugural de Sudáfrica 2010?

¿Las contradicciones de Javier Aguirre o los segmentos de comedia que engalanan las coberturas especiales de la mayoría de los canales de televisión?

¿El rencor de un montón de personas que, en diferentes foros, quieren que le vaya mal a México o que cada cuatro años siempre pase lo mismo sin que nadie asuma la responsabilidad de nada, sin que nadie le mueva a nada y sin que esto se termine por resolver?

A mí lo que más me llama la atención es lo metafórico que puede llegar a ser todo esto de otros aspectos de nuestra vida nacional.

Los Mundiales de futbol son como la elecciones, como los Juegos Olímpicos, como los concursos de belleza, como los festivales de cine, como la política, los negocios, la cultura y la impartición de justicia.

Los Mundiales de futbol son ese espejo donde invariablemente salen nuestras carencias y Sudáfrica 2010 está resultando ser un espejo, pero de aumento.

¡Qué experiencia tan más fuerte! “Pudimos haber ganado”. Sí, siempre es pudimos, nunca podemos, nunca otra cosa.




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