En el día de las madres, reitero una vez más (aunque ella ya lo sabe) que tengo la mejor mamá del mundo, agradezco al ser supremo cada una de las personas que ha puesto en mi camino, pero con mi Amá, se voló la barda.
Gracias Ofe, por recibirme en tu cuerpo durante 7 meses y en tu corazón para siempre, por una infancia increíble, llena de cuentos, besos, caricias, canciones y sueños, gracias por cuidarme durante mi larga enfermedad cuando niño, gracias a ti, se alejaban todas las sombras, y las dudas se trocaban en esperanzas, gracias a ti sané el cuerpo y el alma, y después de tantos años sigo sonriendo. Gracias a mi Padre tuvimos una casa, pero gracias a ti, tuvimos un hogar. Te amo con todo lo que soy, incluyéndome a mí mismo.
El mejor regalo para una madre, quien quiera que sea... es poder tener a su hijo cerca, acariciarlo, arrullarlo... sano o enfermo; triste o herido... pueden imaginar el resto de éste párrafo que no puedo escribir sobre las que han perdido a sus hijos por la vida misma, por enfermedad, por la guerra, en accidentes, por la violencia, secuestros e inseguridad... las que de pechos secos -por la hambruna- no pueden alimentarlos...
A todas las madres, a las vivas, a las muertas, a las que tienen hijos, a las que no, a las felices, a las tristes, a las presentes, a las ausentes, a las sanas y a las enfermas, a las buenas, a las no tanto, es decir a toda mujer.
Desde aquí, a todas la mujeres, un gran abrazo, y mi eterna gratitud por existir.
Sin duda, Madre es el nombre propio de Dios.
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