Pegar los pedazos de otro plato roto, obliga. Citar a periodistas lejanos suele vender poco. No lo creo. Por razón de espacio, sólo retomo algunas ideas de un texto original del reportero Gustavo Martínez, http://www.noticiasdetamaulipas.com/, de Nuevo Laredo.
“Martín y Bryan no se apellidan Gebara Farah y tampoco estudiaban en el Tec de Monterrey”. Gustavo comenta que el asesinato de dos niños anónimos, difícilmente ameritará la presencia de un procurador o los reflectores de los medios nacionales. No son víctimas de primera clase. “Ni don Julio Scherer tiene pensado retratarse con ellos en portada alguna de Proceso” —escribe—. Los hermanos Almanza Salazar murieron el sábado 3 de abril, baleados por soldados de la octava Zona Militar. Viajaban en una troca de Nuevo Laredo a Matamoros. No eran sicarios. El error fue no hacer alto total. “Ellos se fueron, así nomás, por una maldita confusión de quienes tienen el dedo muy cerca del gatillo y la mano demasiado lejos del corazón” —consigna el reportero.
El secretario de Gobernación afirma que la muerte de los niños es saldo de un fuego cruzado. “En ese momento los soldados repelían la agresión de sujetos armados” —justifica—. Mientras Defensa Nacional, calla.
Cinthia Salazar, la madre viuda de dos hijos, entrevistada por Denise Maerker, llora: “Mi esposo, cinco hijos, mi hermana embarazada, mi sobrina de tres meses y su hermano de ocho años, vimos un retén de soldados… no había conos ni banderas… bajamos la velocidad… también los cristales… no nos dijeron nada, entonces volteé y vi que con un arma grande nos empezaron a disparar… bajé del auto gritándoles que ya no tiraran… no me hicieron caso… nos aventaron granadas… corrimos al monte… quise salvar a mi niño (Bryan) de cinco años… no lo logré… murió en mis brazos… traté de rescatar al de nueve (Martín)… me aventaron otra granada… también me lo mataron… fue una cosa horrible, que nunca voy a olvidar… ¿por qué no me hicieron el favor de tirarme por enfrente para que mejor nos mataran a todos?...”. El gobernador Eugenio Hernández repite como perico: “El hecho nos duele, pero el Ejército está haciendo su trabajo”.
y todo por una guerra que quien la inició no tiene la menor intención de ganar
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