Desde hace más de10 años y hasta la fecha recuerdo las palabras que escuché decir al Dr. Samuel MacNaught, padre de mi entrañable amigo Samuel: "Si Dios te concede la dicha de tener un hijo, tiembla", por la enorme responsabilidad, que ello implica.
Hace 10 años Dios en su infinito amor, me contempló y dijo: ¿Que necesita el P-lón, quien tiene tanto todavía por aprender y ser enseñado? Así que, decidió que ya era hora de conocer el amor más puro que existir pudiere, y me mandó todo su amor infinito en una pequeña bolita de carne y huesos que pesó 3950 gramos y midió 54 cms, mi primer hijo, mi continuación, mi pequeño gran Aitor.
Necesitaría no sé cuantas vidas para agradecer todo lo que Tata Dios me ha regalado, sin yo merecerlo.
Aitor, mi hijo es el primer gran amor de mi vida, y lo amo tanto que duele, tal vez el hecho de que no viva conmigo hace que le piense más, que lo extrañe a lo largo del día de todos los días, sin embargo reconozco que es un niño feliz y sano, y que me ama tanto como le amo yo.
Gracias hijo por todo tu amor, por tu presencia que me hace sentir palpablemente a Dios, y por que por ti y por tus hermanos he tratado de ser una mejor persona desde el primer momento de tu concepción.
Te ama tu Papá
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