Momentos chuscos (y alguno que otro vergonzante) he tenido muchos a lo largo de mi pelona existencia, pero algunos dejan huella imperecedera, he aquí algunos:
Recreo de primaria, estaba con un hambre canina, y sin un peso en la bolsa, en el piso estaba la tapa de un plumón, y ni tardo ni perezoso la recojo, y me encamino a la tiendita, en donde le pregunto a la señora encargada que me puede dar a cambio de mi vieja, aplastada y llena de tierra tapa de plumón, obviamente la señora (Kool-Aid) me mandó por las cocas, y seguí con hambre y sobre todo con el corazón entristecido.
Recreo de primaria, estaba con un hambre canina, y sin un peso en la bolsa, en el piso estaba la tapa de un plumón, y ni tardo ni perezoso la recojo, y me encamino a la tiendita, en donde le pregunto a la señora encargada que me puede dar a cambio de mi vieja, aplastada y llena de tierra tapa de plumón, obviamente la señora (Kool-Aid) me mandó por las cocas, y seguí con hambre y sobre todo con el corazón entristecido.
Reunión de secundaria, me pregunta una muchacha que si conocía a tal maestra, y empiezo a decir que no tan solo la conocía, sino que era odiosa, una maldita, en fin despotriqué contra la maestra, con una floritura y un desparpajo excelsos. La muchacha se me queda viendo y me dice, es mi tía. Gulp, trágame tierra.
Examen de karate, a nuestra clase llegó un nuevo alumno que era totalmente ciego, a él le ponían a hacer ejercicios diferentes a los del resto. Tras unos meses llega el periodo de examinarnos, y tras dos combates ganados, me dispuse a enfrentar el tercer y último combate, cual no sería mi sorpresa que mi contrincante era el compañero invidente, me volteo con el profesor y le digo ¿qué hago? Me responde, combate como si pudiera verte. No muy convencido inicio el combate, cuando de pronto me vi volando por los aires, el azotón (debo decir azotones) fueron brutales, me dieron la paliza de mi vida, y obviamente perdí ese combate.
Muy de mañana y ya haciéndose tarde para llegar a la prepa, no encontraba calcetines o calcetas que ponerme, se me hace fácil agarrar unos tines de una de mis hermanas sin importarme el rosa de su color. Escuela sin complicaciones, por la tarde campechaneando preparándome para una noche de pasión con una chica con la que andaba, empiezan a caer las prendas una por una, oh! craso error, cuando salieron los zapatos, esa risa no la voy a olvidar nunca…malditos tines rosas.
Más historias (histerias) extraordinarias en una nueva entrega…
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