Para mi Padre

Si mi soledad fueras tú, estaría cubierto de sol. Si mi silencio se pareciera a ti, estaría lleno de voz. Si mi necesidad de ti estuviera completa, ¿dónde quedarías tú? Por eso me acompañas cuando no estás. Me hablas entre el ruido de la multitud lejana. Me llenas siempre con solo saber que por allí andarás. El buscarte en cualquier lugar, el ansiar verte una vez más, escuchar tu voz, tu risa, el poder sentir tu mano con la mía, tu mirada que transmite tanto, encontrarte en mis sueños y desde allí recomenzar. Sin duda te besaría más, te abrazaría más, te contaría miles de cosas de ti, de mi, de mi madre, de mi esposa y de mis hijos, te agradecería una vez más por todo lo que me has regalado, por la enorme fortuna que tuve al tenerte como Padre y amigo, te contaría lo que nunca cuento, que me duele tu ausencia física, que te busco, y que con tu partida una luz se ha apagado, pero que intento día a día que no me invada la oscuridad. Decirte que te amo y que siempre te amaré, que atesoro todo lo que compartimos, las risas, las canciones, las copas, los viajes, todo aquello que nos nutre el alma y nos señala el camino.
Ando en mi verso, respiro, vivo, crezco
En mi vida y en ti tienen mis pies camino
Y mi camino rumbo, y mis manos que sujetar
Y mi esperanza que esperar
Y mi vida tiene sentido.
Gracias por todo lo que me enseñaste con palabras y hechos, por hacerme fuerte, pero sensible, por alentarme a alcanzar una educación superior, por heredarme la definición de la ternura, y por enseñarme a vivir. Agradezco al Ser Supremo el permitirme estar a tu lado durante toda mi vida, y el privilegio de poder servirte cuando tus facultades físicas no te lo permitieron, y por haber podido despedirme de ti, que me dieras tu bendición, y por acompañarte mientras te vestía y arreglaba por última vez.
No la oración en sí. Lo que oré y cómo oré queda "tras la puerta". El desenlace con lenguaje de palabras y acciones que oré/viví después, no es parte de este escrito.