Sin que me extrañe de más (creo que he visto cosas peores) me entero que en un almacén que tiene Telcel en un Outsourcing descubrieron la semana pasada un faltante de 8 equipos celulares, los encargados del almacén no se explicaban que pasó, sus registros no mostraban ninguna variación, ningún faltante, pero los teléfonos se esfumaron.
La jefatura de telemarketing de Telcel se dedicó a saciar sus sueños detectivescos y haciendo un seguimiento a través de los IMEI de los equipos faltantes, descubrieron que 4 equipos estaban registrados a nombre de Rocío Castro y a otras dos personas del mismo apellido. Esta persona decidió hacer regalos de su botín a dos de sus hermanos, quienes estrenaron celular sin sospechar su procedencia. Confiados insertaron su chip en los nuevos equipos para así conservar su agenda y demás en el nuevo equipo, sin ponerse a pensar que pueden y son rastreables estos equipos.
La gente de Telcel ya tenía rastreados los equipos y el nombre del culpable, el siguiente paso la ubicación e identificación del culpable, siendo un Outsourcing con más de 2000 empleados la tarea se ralentizó, pero al final no arrojó nada. Ningún empleado era Rocío Castro. Se checó la lista de empleados de intendencia, de proveedores y de los policías, dando de inmediato con la culpable: Rocío Castro policía del turno nocturno, sola y a sus anchas se le hizo fácil delinquir.
No se puede confiar en nadie, especialmente en los encargados de salvaguardar la seguridad e integridad de sus empleadores y de sus bienes.
El estado de indefensión en que nosotros simples mortales nos encontramos ya raya en lo trágico-cómico. ¿No cree Usted?
La jefatura de telemarketing de Telcel se dedicó a saciar sus sueños detectivescos y haciendo un seguimiento a través de los IMEI de los equipos faltantes, descubrieron que 4 equipos estaban registrados a nombre de Rocío Castro y a otras dos personas del mismo apellido. Esta persona decidió hacer regalos de su botín a dos de sus hermanos, quienes estrenaron celular sin sospechar su procedencia. Confiados insertaron su chip en los nuevos equipos para así conservar su agenda y demás en el nuevo equipo, sin ponerse a pensar que pueden y son rastreables estos equipos.
La gente de Telcel ya tenía rastreados los equipos y el nombre del culpable, el siguiente paso la ubicación e identificación del culpable, siendo un Outsourcing con más de 2000 empleados la tarea se ralentizó, pero al final no arrojó nada. Ningún empleado era Rocío Castro. Se checó la lista de empleados de intendencia, de proveedores y de los policías, dando de inmediato con la culpable: Rocío Castro policía del turno nocturno, sola y a sus anchas se le hizo fácil delinquir.
No se puede confiar en nadie, especialmente en los encargados de salvaguardar la seguridad e integridad de sus empleadores y de sus bienes.
El estado de indefensión en que nosotros simples mortales nos encontramos ya raya en lo trágico-cómico. ¿No cree Usted?
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