Hoy hace exactamente 11 años me convertí por gracia de Tata Dios en Papá. Aitor, mi pequeño gran caballerito me ha enseñado infinidad de cosas, me regala sus sonrisas y su risas y cuando lo hace mi corazón baila de alegría. No sé que bueno habré hecho (o lo más atemorizante: que tendré que hacer) para tener la bendición de mis hijos, los tres como dijeran los viejos: son güenos niños, y me hacen los días ligeros, y me han enseñado a amar como nunca imaginé que fuera posible.
Gracias Flaco por enseñarme tanto, cuando sea grande quiero ser como eres tú. Te ama Papá Oso.
Felicidades "Ruco".
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