Compruebo una vez más, con impotencia y desilusión que las leyes mexicanas son ciegas, en el proceso que se sigue en mi contra por las “supuestas” lesiones sufridas por el señor con el que tuve el accidente en diciembre del 2009, al que no le pasó nada, el que por recomendación de su abogada (para ver cuánto sacaban) no quiso atenderse con los gastos corriendo por cuenta de mi aseguradora tanto en su persona como en sus bienes, el que por ojete, necio y aprovechado se va a quedar sin nada, solamente el reembolso por las grúas que pagó, y los 500 pesotes que el perito del MP estimó como máximo para reparar el daño sufrido a su vehículo. A ese cabrón que quiso timar presentando una factura de agencia por la cantidad de 11,000.00 pesos que según pagó para reparar los daños a su unidad, el que cuando se le solicitó que presentara gente de dicha agencia para respaldar lo que “según” pagó, no presentó a nadie, esa lacra, anda tan tranquilo, y yo que desde el accidente me bajé a auxiliarlo, y que siempre estuve dispuesto a que se le atendiera y se le reparara el daño, a mí, la juez me condena a 7 meses y 17 días de prisión o en su defecto a pagar algo así como 6,000.00 pesos para no pisar el tambo. Por gente como estos dos mequetrefes (el truhán y la juez) está el País yéndose a la chingada. Chinguen a su madre, y no es por el dinero (que si duele), el dinero viene y va, pero las acciones se regresan, y lo que se hace para dañar a la gente se regresa, antes se llamaba ley del karma, ahora es conocida como la ley de “hasta que se te quite lo pendejo y aprendas”.
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