Quizá sea un terremoto, pudiera ser un coágulo, un accidente, algo con duración de segundos en el tiempo, pero uno solo basta para entregar el equipo y colgar los tenis. Es claro que el poder de la naturaleza nos supera enormidades, y que estamos expuestos día a día a un sinfín de casualidades y causalidades que nos mueven, afectan y determinan.
El arte de morir bien y vivir bien, es uno solo.
Afortunadamente desconozco cuando o cómo será, pero cuando la muerte me salga al paso, me encontrará completamente vivo.
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