Tuesday, 1 December 2009

A todos nos puede pasar

Ayer al filo de las 20:30 horas, mientras nos dirigíamos a nuestro hogar mi mujer, mis dos hijos menores y un servidor, tuvimos un accidente, imprudentemente (sin ver el espejo lateral) me quise estacionar en un Oxxo para comprar unos tamales que venden allí, y con la desventura de que un motociclista que circulaba por el mismo carril se estrelló con la llanta delantera del vehículo en el que viajábamos. El motociclista al impacto perdió el control de la motocicleta y se cayó, yo me estacioné para auxiliarlo y ver en que condiciones estaba, vamos no fue un choque a gran velocidad, cuando mucho a 30 kms/hora, pero aún así se lastimó al caer, le pedí que me dejara revisarlo y se negó rotundamente, me dijo que le dolía mucho el pie, y enseguida inició una serie de llamadas telefónicas a sus familiares y al 066 para servicio de ambulancia, le pregunté que si estaba asegurado a lo que respondió afirmativamente, ya con esa información y ayudándolo a sentarse, procedí a llamar a mi ajustador de seguros. Lo que siguió fue el caos, llegó la ambulancia con paramédicos que a ojo de buen cubero eran capaces, ya que procedieron a inmovilizar la extremidad afectada con una férula hare (de aire comprimido, que cumple dos funciones: inmoviliza la extremidad en caso de fractura y/o luxación, y favorece el retorno venoso), lo único criticable es que le dijeron al paciente que se estuviera quieto ya que presentaba una fractura, (o sea tienen vista de rayos x o ¿cómo?), yo he observado cientos de lesiones por traumatismo, y ésta no me pareció fractura, pero los dejé actuar a su aire, se lo llevaron al hospital de traumatología y ortopedia justo en el preciso momento que arribaba al lugar una patrulla de servicios periciales de tránsito municipal, el cual tomó mis datos generales y me “invitó” a subir a la patrulla en calidad de detenido, bueno, pues a hacer circo, maroma y teatro ya que en el auto venían (y seguían dormidos mis hijos), mi mujer se tuvo que ir con ellos en un taxi, puesto que el auto también estaba detenido, previa “autorización” del oficial, ayudé a mi mujer a subir a los niños y nuestras cosas al taxi. Después me trasladaron a la agencia del MP ya que la hermana del accidentado resultó ser abogada y una piedrita en el zapato, ya que se rehusó a llegar a un arreglo que le ofrecía mi ajustador, el cual incluía todo, reparación del o de los daños que pudiera tener en su persona, con atención médica en hospital particular con gastos cubiertos por hasta 50,000 pesos, reparación de los daños a su vehículo, en fin le cubría todo, sin embargo la abogada se empeñó en que compareciéramos ante el ministerio público.
Esta historia continuará…


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