No tengo empacho en decir que cumplo 43 años, ya que afortunadamente ni una sola cana tengo, lo que si tengo es una que otra arruga, pero sinceramente me las he ganado, he estado bajo muchos días soleados compartiendo con la gente que amo, he reido hasta el llanto, he llorado hasta que duele, he disfrutado esta chingada buena vida que me he dado, la he regado incontables veces, pero sigo aprendiendo en el trayecto, sigo dando y recibiendo mucho amor, y sigo evolucionando, ya que no soy el mismo de ayer, ni soy el mismo que seré mañana.
Tata Dios me ha obsequiado infinidad de cosas, el aire que respiro, recuerdos, pensamientos e ideas, olores y sabores, sensaciones y sorpresas, la sangre que recorre mis arterias y venas y que ha hervido en muchas ocasiones, el delirio y la locura, la sensatez y la calma, la rabia, el dolor y la tristeza, la bondad y el agradecimiento, el poder ver, oír, sentir, la ceguera y la ofuscación, miles de abrazos y besos, las miradas, caricias y risas de mis 3 hijos, el amor incondicional de la más bella de las mujeres, los cantos de mi Madre, la voz, el ejemplo y el ADN de mi Padre, las convivencias con mis hermanos y con los amigos, los versos, las copas, los viajes, los días con todos sus minutos, el amor en todas sus formas.
Aquí estoy y soy, y aquí sigo siendo, esta historia continuará…
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